El alcohol es un depresor del sistema nervioso central que adormece progresivamente el funcionamiento de los centros cerebrales superiores. Es una droga aceptada socialmente, no obstante, los problemas que ocasiona el consumo excesivo de alcohol a veces no se notan hasta que ha pasado bastante tiempo, por lo que ni el bebedor ni su entorno los percibe o no les dan importancia.
Además, el organismo se adapta a la presencia de alcohol y a tolerar los efectos psíquicos, por lo que el bebedor cuando empieza a percibir las consecuencias negativas no puede creer que sean por el consumo de alcohol y las atribuye a otras causas.