Abordaje desde el Coaching Ontológico al mundo de la Adicción.

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Abordaje desde el Coaching Ontológico al mundo de la Adicción.

La adicción en el ser humano es un fenómeno complejo que requiere actualmente de un enfoque multidisciplinar y desde el Coaching Ontológico se ofrece un abordaje en el que se pone el foco en el presente de la adicción y se acompaña a la persona que decide situarse, en este proceso, en otro lugar existencial, pero siempre desde la libertad identificando realmente qué es lo que quiere, cómo quiere vivir su vida y qué está dispuesto a hacer para ese cambio.

Es una propuesta fundamentalmente basada en el cambio de observador que cada persona es (con sus distinciones ontológicas propias en el campo de la dimensión cognitiva, de la emocionalidad y de la corporalidad que nos constituyen) con vistas siempre a abrir posibilidades y en la capacidad que tiene la persona de asumir las riendas de su propia vida y liderarse a sí mismo, con la convicción de que lo realmente importante es decidir desde qué emoción vivir su vida (ya que son las emociones las que condicionan nuestra vida), aunque sin olvidar que entramos realmente en las emociones que nos podemos permitir entrar en función de nuestras interpretaciones y juicios.

OBJETIVO DEL TRABAJO

El trabajo ha pretendido reflexionar, desde el enfoque del Coaching Ontológico, sobre la transformación del sujeto, siempre y cuando confíe en el poder inherente para alcanzar lo que desea, sus aspiraciones, a través de su capacidad de construcción y superación permanente por la insatisfacción en la que vive.

Para ello se precisa un cambio en la estructura de coherencia con el objeto de afrontar nuevas metas, retos u objetivos por medio de conductas que le imposibilita su anterior estructura coherente de interpretación y actuación. Es decir, que el cambio de estructura de coherencia genera un cambio de observador con nuevas interpretaciones que propicie nuevas acciones y relaciones. En una segunda parte del estudio, se trata el caso práctico de un hombre con problemas de drogodependencias que ya en una primera sesión de coaching evidencia cambios significativos por ese cambio de observador que opera en él y que omito por problemas de espacio en esta publicación centrándome en el marco teórico.

¿QUÉ PRETENDE EL COACHING ONTOLÓGICO?

El enfoque ontológico del ser humano se lleva a cabo desde la observación experiencial de sus vivencias. En el centro está la persona con lo que le constituye y desde ahí el coaching ontológico posibilita al individuo que llegue a vivir como quiere vivir, puesto que lo entiende como un proceso de construcción permanente a través de las acciones que realiza en el tiempo.

La piedra angular de esta perspectiva ontológica reside en la subjetividad de lo existente y en las diferentes posibilidades de interpretación en función del observador. Por consiguiente, vivimos en diversos mundos interpretativos que abren numerosas posibilidades de intervención en el mundo y diseños de construcciones vitales.

El aprendizaje, centrado en la acción (aprendizaje de primer nivel), juega un papel fundamental en cualquier proceso de desarrollo personal y que podrá ser valorado en función de los resultados obtenidos, tanto los referidos a la satisfacción personal como a los del producto final de las acciones efectuadas.

Otro tipo de aprendizaje es el centrado en el cambio de observador (de segundo nivel) que interpreta el mundo, con el objeto de posibles acciones de diferente índole y que lleven a resultados superiores. Ambos aprendizajes se complementan dando lugar a resultados potentes, sin obviar que el cambio de observador será el que modifique y predisponga a la persona a un comportamiento que le identifique con sus propias posibilidades de construcción junto con la asunción de las acciones propuestas en el aprendizaje desde la acción.

Para el coaching ontológico la figura del observador es el elemento clave de trabajo. Todos somos observadores específicos de lo que nos rodea y nuestra particular forma de interpretar la realidad está en función de la interacción de diferentes elementos que nos han constituido en la persona que somos.

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A saber: el primero es el cuerpo que nos contiene, que hemos configurado a lo largo de nuestra historia y que nos permite ver un mundo concreto y actuar en él, mezcla entre nuestra biología y nuestra corporalidad; el segundo es la emocionalidad, que se configura como predisposición que fuera de lo racional condiciona nuestro comportamiento y desde donde se operan los estados de ánimo condicionando nuestra forma de percibir e interpretar el mundo en el que vivimos; el tercero y último es la cognición, elemento muy estudiado y sobre el que ha versado la gran parte de las propuestas de cambio y desarrollo, ya que se trata de nuestro estilo particular de conocer e intelectualizar el mundo en el que nos realizamos y que se halla muy ligado con la herramienta del lenguaje que utilizamos.

Se valora que aún estando interrelacionados los tres elementos, el éxito de este enfoque será mayor si se trabaja cada uno de ellos por separado y no pretendiendo, como tradicionalmente se ha venido haciendo, solo modificar tanto el cuerpo como la emoción desde el cambio intelectual. No hay duda de que las circunstancias, hechos y experiencias que nos han tocado vivir, en cierta medida nos han constituido en el tipo de observador que somos actualmente.

La historia es inamovible y no puede ser cambiada, pero la interpretación de la misma sí puede cambiar y desde este cambio de perspectiva el observador se transforma con las consiguientes posibilidades de actuación y nuevos resultados derivados de las mismas. Todos generamos formas estables de interpretación y comportamiento en función de nuestra historia y esto es lo que denominamos estructuras.

Estas estructuras creadas se originan a través de los condicionamientos (mecanismos cognitivos que regulan de forma inconsciente y automática nuestras conductas, y que tienen su origen en el aprendizaje experiencial y vivencial). Reflexionando un poco más sobre el lenguaje, es clave advertir que nuestro tipo de observador se ha configurado conforme a palabras y mensajes particulares, es decir, de acuerdo a conceptos que comportan un significado asignado por el Sistema o cultura al que cada uno pertenece y una carga emocional que lo caracteriza.

En la medida en que seamos capaces de describirnos desde conceptos nuevos, podremos interpretarnos de modos diferentes y actuar de distinta manera.

Asimismo, mediante los juicios, susceptibles de ser cambiados, valoramos y tomamos partido ante situaciones concretas y en función de ellos nos comportaremos de una u otra manera. El cambio de observador mediante el cambio de sus juicios abrirá a la persona posibilidades antes inexistentes.

Igualmente, las narrativas por las que nos relatamos lo que nos ocurre u ocurrió en el pasado condiciona el que vivamos de una u otra forma. Si cambiamos la interpretación de los hechos, nuestra vida cambia, y son nuevas las posibilidades que se nos abren para vivirla de modo diferente. Y todo ello con un asesorado acompañamiento porque el rol de un coach es encontrar distintas formas de hacer que la estructura de interpretación del usuario sea explícita y accesible al mismo.

De este modo, dicho usuario es capaz de observar algo de distintas maneras que antes era incapaz de observar y se hacen disponibles nuevas posibilidades de acción.

¿CUÁL ES, POR TANTO, LA PRETENSIÓN DEL COACHING ONTOLÓGICO? 

No otra más que la transformación del sujeto, siempre y cuando confíe en el poder inherente para alcanzar lo que desea, sus aspiraciones, a través de su capacidad de construcción y superación permanente por la insatisfacción en la que vive.

Para ello se precisa, como decía al principio, de un cambio en la estructura de coherencia con el objeto de afrontar nuevas metas, retos u objetivos por medio de conductas que le imposibilita su anterior estructura coherente de interpretación y actuación. En este paso de reinterpretación para poder abrirse a nuevas posibilidades que favorezcan su reconstrucción es donde entra en juego la necesidad del coaching.

En definitiva, el cambio de estructura de coherencia genera un cambio de observador con nuevas interpretaciones que propicie nuevas acciones y relaciones.wordcloud

 

METODOLOGÍA APLICADA

Este trabajo ha querido centrarse en un caso que ilustre la relación y aportación desde el coaching ontológico al mundo de la adicción como estilo cualitativo y basado en el contexto de las ciencias sociales. La visión de Rafael Echeverría con su obra “Ontología del lenguaje” es el sustrato de esta disciplina ofreciendo una nueva interpretación de lo que significa el ser humano, no desde los antiguos parámetros que nos han servido de base para observar la vida.

Se trata de una propuesta posmoderna y postmetafísica que ha recibido la influencia de autores como Maturana, Flores, Searle o Graves, Austin, Heidegger, y se basa en la tesis de que todo fenómeno social es un fenómeno lingüístico. He optado por este tipo de trabajo por considerarlo bastante completo, holístico y humano, utilizando el enfoque humanista y biopsicosocial con el que se trabaja en Proyecto Hombre.

La persona es estudiada en el contexto de su biografía, sus circunstancias, observaciones e interpretaciones de la realidad. He podido interactuar con este hombre de un modo natural y no intrusivo (observación participante).

En esta primera sesión de coaching realizada he seguido el modelo clásico de una sesión con sus siete fases de la interacción:

1. Creación de contexto: centramiento, burbuja, conexión.

2. Quiebre/Objetivo: la entrada “específica” para entrar e indagar.

3. Indagación: horizontal/vertical/transversal/ortogonal.

4. Interpretación: estructura de coherencia, distinciones, patrones de conducta.

5. Intervención: teatralización, corporalización, declaración, dibujo, mirada, demostración…

6. Plan de acción: objetivos, actividades, recursos, plazos.

7. Cierre: ¿qué te llevas de la conversación? El trabajo ha tratado de acercarse al “otro” con el objeto de generar contextos donde emergen posibilidades y de tocarle emocionalmente para generar cambios en él con el simple instrumento de la conversación, ese entramado de emoción y lenguaje. Comprender a esta persona, desde la perspectiva fenomenológica en la que se enmarca la investigación cualitativa, dentro del marco de referencia de ella misma.

Todos los registros me han ayudado a valorar la narratividad como prolongación de la propia racionalidad al hablar de relaciones, de convergencia de elementos separados, de la trama del relato que manifiesta el sentido de los acontecimientos. He tratado, en definitiva, de indagar tras la identificación y chequeo del quiebre y entender cómo experimenta eso que le pasa. Ya que nos constituimos en narrativas, escuchar profundamente la narrativa de esta persona nos permitirá identificar los principales juicios que de algún modo le están limitando para conseguir sus objetivos.

Con este método he intentado aplicar algunas de las premisas que lo definen, a saber: la identificación con la persona estudiada para comprender cómo ve las cosas; la suspensión o apartamiento de las propias creencias, perspectivas y predisposiciones, sin dar nada por sobreentendido; sin emitir juicios morales sino buscando una comprensión detallada de las perspectivas acontecidas, consideradas siempre valiosas.

Todo ello nos permite permanecer próximos al mundo empírico y subrayar la validez interna del estudio al asegurar un estrecho ajuste entre los datos y lo que los usuarios realmente dicen y hacen. El objetivo de la intervención es la expansión de su capacidad de acción.

En definitiva, este tipo de metodología sintoniza mucho con mi modo de ver el mundo y la vida, donde la narrativa encuentra su ser y la flexibilidad su espacio, sintiéndome más libre en el procedimiento y con cierta proyección creativa del conocimiento descubierto. Y sin desdeñar de antemano todo lo que aporta el mundo de la emocionalidad, ya que las emociones son consideradas como predisposiciones para la acción.

DESARROLLO DEL TRABAJO

Prescindo también, por su gran extensión, de toda la fundamentación y discusión sobre juicios, emociones y estados de ánimo como desarrollo conceptual del trabajo realizado y remitiendo sin más a la obra ya reseñada con anterioridad “Ontología del lenguaje”.

CONCLUSIONES

Hacer notar finalmente que en este caso se evidencia, como en otros muchos casos de personas con problemas de adicciones, la interacción de diversos factores que condicionan tal conducta junto con una dificultad en el uso de habilidades sociales fundamentales en la propia vida.

Asumir las riendas de la propia vida así como el querer liderarse a uno mismo desde la libertad y el respeto y no tanto desde la exigencia y el deber resulta clave. La persona es dueña de sus emociones pudiendo decidir en qué emoción encontrarse. Las emociones condicionan la vida del ser humano y lo realmente significativo es decidir desde qué emoción quiero construir mi vida y que dichas emociones tiren hacia delante sabiendo que seguramente no hemos recibido desde nuestra infancia una verdadera educación emocional.

De ahí la importancia de un trabajo personal que lleve a una fluidez emocional como fruto de un aprendizaje de la comunicación emocional que comienza con la escucha de los mensajes que las emociones nos aportan, la sintonización con las mismas para llegar a ese desbloqueo emocional que es parte del proceso que se denomina gestión emocional.

 

Fuente: Revista Nº85 Proyecto Hombre; Artículo de Manuel Mingorance Carmona

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1 Comments

  • Si,interesante,innovador y practico.Nada como la reconstrucción y estructuración para el salto al cambio a través del lenguaje,la corporalidad,la emoción y la cognición……

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