QUÉ ES Y CÓMO SE USA
La Cocaína es un estimulante del Sistema Nervioso Central y actúa como un potente reforzante al activar el sistema dopaminérgico (Sistema de recompensa del organismo que genera sensaciones de placer). El uso más frecuente se realiza por vía nasal aunque existen otras vías como la fumada y la intravenosa, siendo el uso de esta última vía muy poco frecuente.
QUÉ OBSERVAR
El consumo de Cocaína en un inicio suele vincularse a contextos sociales y es difícil detectarlo por parte de las personas allegadas que desconozcan sus efectos. Habitualmente, la persona bajo los efectos de la Cocaína se muestra más activa, sociable y locuaz en las interacciones.
Cuando su consumo se vuelve más frecuente y compulsivo, suele trascender los contextos sociales para incorporarse en actividades de la vida cotidiana como puede ser durante el trabajo o combinado con otras actividades sociales o del tiempo libre. Por otro lado, es frecuente que los consumos de la persona que ha desarrollado un patrón compulsivo se puedan producir en soledad en contraste con la función socializadora de los inicios. Es en este periodo cuando las personas del entorno pueden percibir más conductas inadecuadas como irritabilidad, hermetismo, incumplimiento de compromisos y/o responsabilidades, evasión, descontrol horario y de alimentación, etc.
Debemos puntualizar que hasta que las consecuencias no son de clara gravedad, la persona inmersa en el consumo suele carecer de conciencia de problema, minimiza las consecuencias del consumo y percibe un control irreal sobre el mismo.
En periodos de mayor gravedad o inestabilidad, los indicadores se hacen más evidentes, pudiendo detectarse por ejemplo un gasto económico muy elevado e injustificado, comportamientos agresivos, ausencias prolongadas, pérdida de empleo, carencia de vínculos significativos, etc.
QUÉ HACER
En un inicio podéis solicitar una cita presencial en nuestra sede en el tf. 958296027. En esta cita os proporcionaremos una información pormenorizada sobre las posibilidades y recursos con que contamos en nuestra institución para dar respuesta al problema. Atendemos tanto a personas afectadas como a personas allegadas a éstas.
Hemos de tener en cuenta que no todas las personas tienen las mismas características ni se encuentran en las mismas circunstancias por lo que en un inicio en Proyecto Hombre Granada, se hace una evaluación del perfil de gravedad de la persona que determinará la propuesta de tratamiento posterior. Aunque existen otro tipo de intervenciones, básicamente los programas de tratamiento para adultos con que contamos son tres, dos ambulatorios y uno residencial. Además, llevamos a cabo una intervención específica con personas allegadas:
- Programa Nocturno de Apoyo: Destinado a personas que pese a la conducta compulsiva, se desenvuelven de forma autónoma y desarrollan actividades formativas o laborales que les estructuran el día a día. El tratamiento está programado para poder ser compatibilizado con estas actividades.
- Programa de Tratamiento Ambulatorio: Dirigido a personas que acuden inicialmente en una situación de mayor desestructuración en cuanto a pautas básicas de salud, sueño y que presentan mayor dificultad para la abstinencia. Asimismo, destinado a aquellas personas que inicialmente se encuentran en situación de desempleo.
- Tratamiento Residencial: Destinado a personas con perfil de mayor gravedad o con necesidad de una intervención terapéutica más profunda. Un periodo del tratamiento se lleva a cabo en régimen residencial.
En caso de cambio circunstancial o en base a necesidades de tratamiento, cabe la posibilidad de derivación de unos programas a otros.
- Apoyo y orientación a personas allegadas: Sesiones de seguimiento destinadas a apoyar y propiciar la estabilidad emocional de personas allegadas mediante la propuesta de estrategias y pautas de afrontamiento.
Para dar solución a ese patrón de compulsión por el consumo de personas que han desarrollado una adicción, es necesario identificar por un lado qué factores del entorno están asociados al consumo (P. ej.: círculo social vinculado al consumo, carencia de tiempo libre satisfactorio, estrés laboral, relaciones conflictivas, etc.) y por otro cuáles son los factores personales (P. ej.: insatisfacción personal, conductas de riesgo, factores biológicos, desorientación, funcionalidad del consumo, trastorno psiquiátrico, etc.). Los programas de tratamiento están destinados a identificar el mayor número de esos factores, a minimizarlos y a adquirir herramientas y habilidades para saber hacerles frente y lograr el equilibrio y la satisfacción personal. El fin último de cualquier tratamiento es la autonomía personal.