En esta nueva campaña de sensibilización nos dirigimos a familias con adolescentes. En esta ocasión hemos querido dar visibilidad a los sentimientos y pensamientos “políticamente incorrectos” de madres y padres que se sienten incapaces a la hora de resolver los conflictos domésticos.

La campaña es la respuesta al aumento de la conflictividad entre padres, madres, hijos e hijas. Según la memoria de la Fiscalía General del Estado, cada año se abren en España más de 4.000 expedientes a jóvenes por violencia filio–parental. El efecto emocional de la pandemia parece haber sido distinto en diferentes segmentos de edad, según un estudio en población adulta española, afectando más severamente a la población más joven. La violencia filioparental se muestra en las conductas reiteradas de violencia física, psicológica (verbal o no verbal) o económica, dirigida a los progenitores, o a aquellas personas que ocupen su lugar. Se trata de un fenómeno poco estudiado, y muchas ocasiones ocultado por las familias, debido al estigma que representa y al sentimiento de culpa que genera habitualmente en las figuras parentales.

El confinamiento supuso un incremento de malas respuestas e insultos hacia madres y padres de adolescentes españoles. Es destacable que estas conductas se mantuvieron significativamente elevadas al menos hasta un mes después del confinamiento. Ello puede indicar que una vez instauradas fue más difícil volver a situaciones previas de mayor adaptación. Los adolescentes sin ocupación laboral ni académica (conocidos como “ninis”) son los que peores conductas presentan en el hogar.

La alta prevalencia de conductas violentas, al menos en sus formas menos graves, de presencia en todas las tipologías de familias sugiere niveles no despreciables de pérdida de control educativo sobre los adolescentes, así como indicadores de malestar emocional intrafamiliar, gravemente incrementados durante la pandemia, persistentes, y con mayor impacto en familias vulnerables.